Cuando una idea se apodera de mi cabeza suelo perseguirla ciegamente, hasta que como es de suponerse, me rompo la cabeza contra la pared, aprovechando así la idea para escaparme por la fisura que queda en el cráneo. Hay veces que siento tener el universo a mi favor, haciendo que todas las piezas caigan en su lugar, y YO paso a recojer los frutos de estas. Otras veces no hay fuerza, no hay deseo, no hay estrategia ni inteligencia que me hagan ganar una batalla perdida antes de comenzar, Soy como una pequeña hoja a merced del viento. Entonces a lo que voy es: ¿Seré lo suficientemente amable con la gente?¿Tendré sentimientos como cualquier otro mortal? Tal vez sin buscarlo consciente mente, la sangre que corre por mis venas corroe cada día la coraza metálica del demonio que habita en mí. Me dí cuenta el domingo pasado. Mi mama contaba en la mesa como fue la noche en que operaron a mi hermana cuando tuvo a su bebe (relindisimo por cierto )  Si bien mi hermana hoy día goza de salud excelente, y en ese momento yo tenia los nervios de punta, tengo pocos recuerdos y comprendía poco la magnitud de la situación (no era como en la tele). Sentí por el momento como mis ojos se ponían vidriosos, y una angustia oprimía mi pecho, pero controle la situación. Ayer sucedió otra vez. Mientras veía por televisión como un tren atropello a un niño de tan solo 8 años de edad, ganador de primer lugar a nivel estatal en promedio de calificación escolar de primaria el cual está en estado inconsciente de tan fuerte el impacto (y encima esos morbos amarillistas no dejan de pasarlo una y otra vez) tuve que dejar la sala porque me había sentido muy mal otra vez. Muy mal porque le había pasado al pobre niño que fue arrastrado y quedo sin piernas allá en Monterrey. Tengo miedo definitivamente de perder el control de mis emociones. Sir_Raphael